martes, 8 de enero de 2013

Historia de Santa Ana la Real


Las primeras manifestaciones de la presencia del hombre en lo que actualmente es el término de Santa Ana la Real lo constituyen  los grabados rupestres hallados en la finca de Los Azulejos, inmersos dentro del área funeraria de una necrópolis dolménica y que probablemente tengan relación con el ritual de enterramiento de estas poblaciones del tercer milenio antes de Cristo en la Sierra. Los grabados representan el ciclo de la vida: animales, vegetales, la luna y el sol.
Interior de dolmen. El Pozuelo. Zalamea la Real

 Los romanos llamaron Baeturia Celtici a los territorios situados entre el río Guadalquivir y el Guadiana, especialmente a los situados al norte de la provincia de Huelva y el sur de Badajoz y áreas colindantes de Portugal, territorios estos habitados por pueblos celtas de origen indoeuropeo, en contraposición con el resto de la Baeturia habitada por túrdulos. De esta época quedan vestigios de castros (Castañuelo, Capote), restos hallados en la Peña de Arias Montano (Alájar).
La comarca fue romanizada y si bien son pocos los restos hallados destacan las ruinas de la ciudad de Arucci-Turóbriga (Llanos de la Belleza, Aroche), fundada en tiempos de Augusto en la campaña de romanización de la comarca.
La Bética fue romana hasta que en el 411, en el contexto de las Primeras Invasiones bárbaras, en virtud de un foedus pactado con el Imperio romano de Occidente, los suevosvándalos y alanos se establecieron en la península Ibérica. Los vándalos silingos (dirigidos por Fridibaldo), más poderosos que sus hermanos asdingos, recibieron la fértil provincia de la Bética, donde permanecieron poco tiempo antes de pasar al Magreb. Los restos arqueológicos más relevantes de la época visigoda en la sierra de Huelva son los hallados en el enclave de la Mezquita de Almonaster la Real, construida sobre la basílica visigoda del siglo VI.
La batalla del Guadalete, librada el 711 en tierras béticas por Rodrigo, rey visigodo que antes había sido duque de la Bética, fue la lucha definitiva en la pérdida del poder godo de Hispania. Los musulmanes bereberes del norte de África junto a élites árabes conquistaron la Bética y la mayor parte del resto de Hispania, estableciendo primero el emirato y posteriormente el Califato de Córdoba, cuya capital se estableció en Corduba, la misma ciudad que lo era de la Bética, provincia que a partir de entonces dejó de existir como tal, aunque siguió siendo el centro neurálgico de al-Andalus. De esta época proceden muchos de los restos de castillos de los pueblos serranos, pero destaca por su singularidad la Mezquita de Almonaster.
Iglesia-Mezquita de Almonaster
Iglesia-Mezquita de Almonaster

Iglesia de El Calabacino

Como muchos de los pueblos de la sierra, el nacimiento de Santa Ana la Real surge  durante la Repoblación cristiana, cuando procedentes fundamentalmente de Galicia y de León llegan a estos enclaves nuevos pobladores que se asientan en sus tierras.
Las primeras noticias de Santa Ana la Real se remontan a mediados del siglo XVI, en el que se produjo un aumento demográfico que llevó a colonizar estas tierras para aprovechar los recursos naturales que ofrecían.
La historia de Santa Ana la Real está íntimamente ligada a Almonaster la Real, a la que perteneció hasta el 18 de noviembre de 1.751 en que fue declarada villa por el rey Fernando VI. El Valle de Santa Ana, como se la conocía entonces, contaba con 58 vecinos y pertenecía a Doña María Teresa Márquez de Avellaneda. Fue su esposo, don Gregorio del Valle Clavijo, quien la cedió a los vecinos por la cantidad de 435.000 maravedíes de vellón.


Vista panorámica de Santa Ana la Real


Durante el siglo XVII, las continuas luchas, el hambre y las condiciones de vida impuestas por el medio, propiciaron la huida de muchos vecinos hacia otros lugares. El siglo XVIII se abre con un incremento demográfico favorecido por un descenso de la mortandad masiva y la introducción de nuevos alimentos. Se produce así una intensa actividad hortofrutícola y un intercambio comercial con localidades pacenses.

Hacia el final de este siglo y comienzos del XIX, se produce un enfrentamiento con las villas de 
Almonaster y Jabugo motivado por el aprovechamiento de la bellota de las montaneras y el dominio de los montes de encinas. Detrás de un conflicto aparentemente económico, se escondía una problemática social, pues mientras el pueblo exigía tierras comunales abiertas todo el año para pastos, los propietarios reclamaban su derecho al uso de las bellotas. Este largo conflicto de más de treinta años quedó zanjado con la entrada del ejército francés en Andalucía en 1.810.


El siglo XIX viene marcado por la repercusión de las dos epidemias de cólera (en 1.834 y en 1.854), así como por la importante actividad minera del Andévalo y la Sierra hacia finales de siglo, lo que provoca cambios en el modo de vidade los campesinos, que abandonan de nuevo el pueblo. 
Horno de cal





El siglo XX arranca en 
Santa Ana la Real con una población de 983 habitantes que va incrementándose ininterrumpidamente hasta el año 1.940 en que se contabilizan 1.164 santaneros, dedicados en su mayor parte a una economía familiar de subsistencia basada en la tenencia de ganado para el consumo doméstico y las labores agrícolas; también fue importante hasta los años 60 la producción de cal para la construcción en los más de 10 hornos concentrados principalmente en las faldas del Cerro Castillejo.

3 comentarios:

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  2. Santa Ana es un pueblo muy bonito y muy limpio, de el era mi abuela.
    Doña Mercedes Sánchez Chavez.
    Cuando yo pueda me comprare una casa allí.

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  3. El mejor Pueblo del Mundo!!!
    Quiero volver ya!!!

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